22/10/2019 | Técnicas de reconstrucción mamaria, por el Dr. Pablo Benito
La evolución del tratamiento del cáncer de mama ha permitido la curación de la enfermedad en la mayoría de las pacientes. De la misma forma, la Cirugía Plástica ha avanzado en sus técnicas quirúrgicas hasta conseguir resultados estéticos que nos habrían parecido imposibles cuando comenzaron los primeros intentos reconstructivos.
Actualmente los profesionales que nos dedicamos al tratamiento del cáncer de mama, consideramos una parte integral del mismo la reconstrucción de la mama.
Existen múltiples técnicas para reconstruir la mama, y toda paciente tendrá la oportunidad de obtener un resultado satisfactorio después de una adecuada valoración por su cirujano plástico.
Las actuales técnicas de reconstrucción se iniciaron en los años 70 del pasado siglo. Comenzaron a diseñarse las primeras prótesis de mama, tanto para cirugía estética como reconstructiva, perdurando en el tiempo las de silicona. A lo largo de su existencia se han ido perfeccionando, consiguiendo una mayor fiabilidad y permitiendo resultados estéticos en cirugía reconstructiva que bien se podrían comparar con los de la cirugía estética.
En ocasiones es necesario utilizar previamente un Expansor. Se podría describir como una prótesis vacía, que mediante una válvula, vamos rellenando progresivamente de suero en las consultas externas, para distender la piel hasta conseguir el espacio necesario para alojar la prótesis definitiva en una segunda intervención.
Otro grupo de técnicas reconstructivas son las que utilizan los tejidos propios del paciente para la creación de la nueva mama. La más frecuente es la que toma el tejido dermograso (piel y grasa) de la parte inferior del abdomen, y con él se da forma a la nueva mama. Conlleva una cicatriz en la parte inferior del abdomen, bastante similar a la de las abdominoplastias estéticas.
Al utilizar exclusivamente los tejidos de la paciente, el resultado es muy simétrico a la otra mama.
Una tercera vía de reconstrucción, sería la que combina tejidos propios y prótesis. De estas, la más frecuente es la que traslada tejido de la espalda hasta la zona donde se realizó la mastectomía, y debajo de ese tejido se coloca una prótesis. Está especialmente indicada cuando la zona operada ha recibido radioterapia. La cicatriz en la espalda suele quedar oculta bajo el sujetador, siendo bien aceptada por la paciente.
Cualquiera de las técnicas descritas nos va a permitir llevar a cabo la reconstrucción en el mismo acto quirúrgico que la mastectomía (Reconstrucción mamaria inmediata) o en una intervención posterior (Reconstrucción mamaria diferida).
Finalizar señalando que es imprescindible que la valoración y tratamiento sea realizado por un especialista en Cirugía Plástica, el cual podrá seleccionar el mejor procedimiento para un resultado satisfactorio.
Dr. Pablo Benito
Jefe de Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora
Hospital Universitario Ramón y Cajal, Madrid